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miércoles, 8 de abril de 2015

Metralleta Osvaldo "Quiero hacerle muchos goles a River"


Metralleta Osvaldo "Quiero hacerle muchos goles a River"

Osvaldo revolucionó una escuela del Bajo Flores a donde fue a ¡pintar paredes! en una movida solidaria. Y en una charla con los chicos se animó a soñar con el superclásico.

"Dónde tengo que pintar? Miren que es la primera vez en mi vida que agarro un pincel...â??.

El grito se hace alarido. El apellido que parece nombre es la música de fondo. â??Osvaldo, Osvaldo, Osvaldo...â??, lo llaman los chicos de la escuela nº 4 Benjamín Zorrilla. Una y mil veces. Daniel Osvaldo se ríe, los saluda y estudia una de las paredes del colegio del Bajo Flores para ponerse a pintar, como parte de la campaña â??El TN pinta bienâ??. Saluda a Esteban Tuero, Emanuel Moriatis y a los hermanos Pernía, Leonel y Mariano, ex jugadores convertidos en pilotos que parecen manejar un poco mejor la brocha y escucha sus consejos. Entonces, Dani Stone deja su look de camisa desabotonada sobre una remera de los Rolling y, cuando ve las manos pegoteadas de los demás, también se saca los anillos y pulseras que adornan las suyas.

â??Es una manera de colaborar, aunque la pared quedó un desastre, ja. Mejor podría pintar un cuadro... No es lo mío. Es más fácil hacer goles en la Bombonera. Al menos para mí es más fácil la pelota que el pincelâ??, se ríe el nuevo ídolo de Boca, mientras pinta y saluda a los nenes que siguen sus movimientos. A esa hora del mediodía ya sabía que no le iba a tocar viajar a Uruguay para enfrentar a Montevideo Wanderers, que se quedaría en Buenos Aires para focalizar en Nueva Chicago y de paso poder estar junto a sus dos hijas que llegaron de Italia para visitarlo.

Las cámaras de TV también están encima suyo. â??Estamos bien, disfrutando del momento. Vamos partido a partido. Jugamos en Boca y hay que ganar. Si no lo hacés, no vale lo que hiciste. Tenemos en claro los objetivosâ??, agregó ante las preguntas de la prensa. â??¿Si me gustaría cruzarme con River en la Copa? Quedan partidos en el medio. No pensamos en eso. Pero si es por el bien del fútbol argentino, que sigan adelanteâ??.

Su apellido retumba y aturde en los pasillos de la escuela. Los nenes de sexto y séptimo grado lo esperan dentro de la sala de música y piden por él. La sonrisa le sale con facilidad, como es habitual, pero parece sorprendido por tanto fanatismo. Como si sus diez años en el exterior, habiéndose ido de tan joven, nunca le hubieran permitido vivir algo así. â??El cariño de los chicos es el más genuino y espontáneo, no tienen filtro a la hora de hablarâ??, dice, rodeado por unos 50 nenes a los que les quiere hablar pero sólo le piden fotos y autógrafos.

Es una escena surrealista para el día a día de un jugador de Boca. Las maestras piden silencio, un profesor de gimnasia toca un silbato para conseguir que le presten atención y lograr que escuchen al nuevo ídolo. Pero cuando parece que la va a conseguir, aparece Roberto Pettinato y todo se descontrola. Mueve los brazos y parece dirigir a los chicos como un director de orquesta, agita, incita al al griterío. Y cuando se calman de nuevo, Petti se sienta en el piano de la escuela y empieza a tocar y entonar el himno, con la letra modificada. â??¿No estamos en una escuela? ¿No se canta esto acáâ??, dice. Dani, que había avisado cuando lo invitaron a este evento que quería conocer al ex Sumo, no puede creer lo showman que es Petti.

El silencio sólo se consigue cuando el conductor de Duro de Domar pide silencio y le permite a Osvaldo lucirse. Los nenes le hacen preguntas en un griterío medido y él las contesta como si estuviera hablando con un amigo. Uno le pregunta si va a seguir en Boca después de mitad de año y dice que es lo que le gustaría. Otro quiere saber dónde va a jugar si no se queda. Y después aparece un tercero que no duda y, con total inocencia, lo indaga sobre el superclásico. â??¿Cuántos goles le vas a hacer a River?â??, le dice. â??Muchos, quiero hacerle muchosâ??, es la respuesta del goleador, no tan medido con los chicos como frente a la prensa. Y la sala de música estalla de nuevo en una ovación...

Es otro Osvaldo el que se ve por los rincones de la escuela. El que no se ve. Saluda a las maestras, se saca fotos con la directora. Pregunta por la Fundación Lautaro te necesita y se interesa por el tema. Se mueve entre los alumnos y se deja rodear y apretujar. â??¿Puedo sacarme una foto con vos?â??, le ruega a Pettinato, en broma, y los dos se meten de lleno entre los chiquitos.

Pettinato, justamente, lo aprovecha para hacerle unas preguntas para su programa de TV, ya sin los nenes alrededor. Y lo interroga sobre las concentraciones, si Messi es un mutante, cuánto cree que gasta Wanda Nara por día y por el pasto. â??¿Vos inventaste eso? Hay que tener unos huevos enormes para animarseâ??, le dice el conductor, muy poco futbolero. â??No, lo del pasto es más viejo que el fútbol. Lo de los huevos, puede ser. Sobre todo porque Desábato está enormeâ??, contesta el goleador, sobre el cruce que se dio en el partido contra Estudiantes. â??Entonces le tendrías que haber dado alfalfa en vez de pasto...â??, cierra Petti.

Las hijas Victoria y María Elena lo esperan en su casa. Vinieron de Florencia por una semana, para ver al papá. â??No cuesta nada tomarnos un momento para ayudar. Los invito a todos a hacerloâ??, aconseja, tras una hora y media con un pincel en la mano (para dar una mano) y rodeado de chicos que habitualmente sólo tienen la posibilidad de verlo por televisión.

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